domingo, 21 de octubre de 2012

Desdoblamiento fractal.p2

       Mi otro yo se levantó del sofá, me hizo un gesto para que lo acompañase y lo acompañé. Aparecimos en la casa del Altet, que es una casa de campo con la que suelo soñar, donde he pasado gran parte de mi infancia junto a mis abuelos. Todo estaba especialmente limpio y diáfano. La sensación era muy vivida, respiraba frescor a mi alrededor, reconocía el lugar a la perfección y cuando me dí cuenta estaba rodeado por multitud de dobles, eran todos como "yo" y yo me sentía dentro de todos y cada uno.  Vestíamos igual: camisa de manga larga azul marino, vaqueros, zapatillas de vestir ocre, gafas de pasta oscuras y bien afeitados.
       Entraban y salían de las habitaciones, subían y bajaban las escaleras simultaneamente, cruzándose, saludándose con el mismo gesto y yo les saludaba igual, con una sonrisa y una mirada de complicidad. Ninguno me era ajeno a mí y yo tampoco lo era para ellos, mi conciencia podía transmutarse de uno a otro con sólo pretenderlo. De tal modo que si veía a uno de ellos arriba de la escalera y yo estaba abajo, sólo con pretender "estar arriba" ya estabas. Si decidías subir por tu cuenta, te encontrabas a un doble que ya estaba bajando y cuando llegabas arriba, te girabas y veías que aún seguías abajo; cuando ibas a entrar  por una puerta, te encontrabas con que ya estabas saliendo y cuando por fin entrabas,resultaba que ya estabas allí dentro antes, observándote a los ojos, sonriendo, reconociéndote dentro del otro.

A través de cada habitación podía accederse a otra casa entera igual, tal y como se repite una habitación hasta el infinito entre dos espejos enfrentados. Así, no hacía falta regresar por ejemplo al salón si ya estabas en la primera planta porque la casa se repetía  y repetía sin fin, con seguir subiendo volvías a la planta baja y lo mismo horizontalmente. Era como una figura imposible, estaba encerrado en un cuadro de Escher. El final era el principio, arriba era abajo, y el infinito se hacía con sólo cruzar al otro lado de la puerta.  Entendía que la multiplicidad de posibilidades no tenía fin, que la identidad podía ser desdoblada y desdoblada simplemente por la mera intención en realizar algo. Nuestra mente y sentidos nos explican el Universo como causa-efecto, pero en realidad todo sucede a la vez, de esta forma el momento de nacer y morir se da simultáneo, la vida es una explicación que se nos regala para entender este proceso, donde todo sucede movido por la intención y sólo la intención cuenta. Este es el caleidoscopio de conciencias y ojos, el uno dentro de todos y todos ellos haciendo uno a la vez.

Estaba desconcertado por la situación. Me encontré con Tere, mi segunda abuela, era la única figura que no se repetía. Acudí a ella en busca de alguna respuesta, brillaba, su luz era de talco blanco y naranja en las articulaciones. La seguí y mientras bajaba las escaleras le pregunté:
-"Tere, ¿acaso eres tú un Ángel de la Guarda?"
-"No, yo no soy Tere y ni mucho menos de la guarda, el parecido es sólo por serte más familiar. Yo soy uno de los ángeles creadores y puedo trasmutar a la forma que mi voluntad desee, con sólo decir "Sé", es."
Llegamos al piso de abajo y se transformó en una mujer exuberante, el cambio de percepción fue desagradable para mí. Y la presencia continuó:
" Esta casa como sabes no es real, es una proyección que te sirve para moverte con comodidad entre conceptos y estímulos. Mi contemplar es distinto, pues contemplo desde las manos del creador y tú desde lo creado. Para mí es todo información en curso. Estás sumergido en la Mente Universal, donde con sólo ser algo pretendido, es."




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