domingo, 7 de octubre de 2012

El témpano de piedra

Me encontraba sentado en el suelo, con las piernas cruzadas y la espalda erguida. Estaba desnudo, desligado de toda posesión. No habitaba ningún espacio o tiempo concreto. Mi serenidad era plena y mi sumisión consciente.
 Me inundaba una profunda sensación de ligereza. Sometido, me dejé llevar por esa sensación y me sentí alzar en vuelo. Vino  a mí la visión de una  enorme cordillera escarpada. Una vasta extensión de cumbres nevadas,  algunas estaban cubiertas por un mar de nubes, otras amenazaban al firmamento con sus picos afilados. La luz era dorada. Sobrevolaba las alturas en libertad, como el ojo del águila que ha saciado sus hambres: todo lo ve y nada pretende.
Entre las cimas se levantó una imponente presencia, un enorme témpano de piedra cobriza. El témpano sobresalía claramente por encima del resto de montañas, era liso y romo en la punta, como una enorme lengua de piedra naranja.
Me centré en esa presencia, lo miré fijamente y sentí ser la losa tectónica que se yergue desde las profundidades del mundo y alcanza el cielo, empujada por la presión de un millón de partos, para alzarse victoriosa sobre el mundo, a bañarse con el Sol , a secarse con los vientos.


Yo era uno con el Todo y veía mi rostro claramente desde fuera, frente a mí, como a un extraño conocido. Veía mis ojos cerrados, mi nariz, mi respiración, mi boca entre abierta que al tiempo se cerraba para tragar saliva..., lo veía todo a un alto nivel de detalle. Todo era dorado, todo estaba sumido en una agradable calidez que emanaba del pecho. La imagen de mi rostro se traslucía con la del témpano. Si inspiraba me identificaba como ser humano, al expirar: como la montaña.Se me hizo entender que la roca es la firmeza en el camino, la práctica diligente de la Ley Divina que alza al Hombre desde lo más bajo a lo más alto, aquel santo monte donde Moisés recibió las Tablas de la Ley.

Sentí un impulso dentró de mí, algo que se removía y, como una burbuja que se abre paso desde el fondo del océano hacia la superficie, emergió por mi boca la sílaba OM (AUM). No imagineis esta sílaba como un sonido humano porque no era así, y si pudiera asemejarla con algo sería como si una  maza gigante de talla hubiese golpeado el témpano dorado, usándolo como un enorme gong de piedra que hizo resonar los cielos y su vibración estremeció los cimientos de la cordillera entera.

Tal como el eco sucede al estrépito, el silencio perdura soberano.
Así, mi boca se cerró de nuevo. Volví a ser monte. Sólo se escuchaba la brisa de fondo. Mantuve la calma. Aguardé silencioso, sumiso. En mi pecho comenzó a producirse de nuevo la vibración, suave. Se abrió paso a través de mi garganta, abrió mis mandíbulas de par en par  y,  justo en ese momento, se creó un orificio redondo en la piedra que se abría en espiral, liso y limpio. Era una enorme boca redonda, un potente Subwoofer por el que resonó un lapidario OM. La sílaba clamó a los cielos, lo envolvió todo.

A partir de aquí las sílabas se produjeron incesantemente y la obertura del témpano se abría y cerraba suavemente sin provocar grieta o crujido, perfecta.Ni en la medida de una china sufrió  desperfecto alguno, como si la piedra fuese maleable, abriendo y cerrando siempre en espiral. La vibración se repetía como un mantra entonado por monjes tibetanos. Me identifiqué con el sonido automaticamente, me desligué de la montaña, de mi rostro, de toda imágen residual... no les prestaba la menor atención. Desligado de ego, yo era vibración pura.  Y la vibración se expandió por el Universo entero, dotando de sentido a todo cuanto puede ser abarcable. "Este es el OM autoengendrado", se repetía sin cesar, "Este es el Om autoengendrado". Yo era el ojo que todo lo contempla, el oído que todo lo escucha, la mente que todo lo comprende...todo era dorado y liviano.

Se me hizo comprender que la rectitud y firmeza no están reñidas con la flexibilidad. Son virtudes complementarias y no tienen sentido por separado. Es la roca firme la que permite engendrar la vibración en el Ser Interno pero es la flexibilidad  la que permite que esta emane y se expanda por el Todo, siempre nueva, imperecedera.





No hay comentarios:

Publicar un comentario